sábado, 18 de abril de 2009

El circo cabe en un asiento del vagón

(Foto: Fiesta de fin de curso de 1992)

Cualquiera que me conozca desde pequeñito (o no tan pequeñito), sabrá lo mío con los payasos. Me encantan. Los admiro por ser capaces de lo más difícil del mundo: hacer sonreír. Aunque en su interior esté todo roto, aunque en su vida no haya espacio para la felicidad, son capaces de transmitirla. ¿Hay algo mejor?



Tolito tiene un dado y una paloma,
una tos y una copa llena de vino,
y unas ropas con polvo de los caminos,
caminos que jamás llevaban a Roma.

Mago de las barajas y la sonrisa,
malabarista errante de las plazuelas,
un corazón que le sale por la camisa,
botas de andar sin prisa, ni medias suelas.

Empieza la función, pongan atención,
el circo cabe en un asiento del vagón.
Empieza la función, pongan atención,
billete de segunda, próxima estación...

A no ser por el alma y por la melena,
de sus vecinos no se distinguiría.
Su oficio es retorcerle el cuello a la pena
y abrir una ventana a la fantasía.

Para dormir a pierna suelta le basta
con tener para vino, pan y tabaco.
Igual te rifa un peine que echa las cartas
y saca el rey de bastos de tu sobaco.

Si quieres verlo, ven, busca en el andén,
Tolito siempre está bajando de algún tren.
Si quieres verlo, ven, busca en el andén,
Tolito siempre está subiendo al primer tren.

Cada vez que se encuentran dos caminantes,
se cuentan sus andanzas y sus querellas,
le cuelgan a la noche un interrogante
y llegan hasta el fondo de las botellas.

Luego, entre cuatro muros y dos escuetos
colchones rescatados de la miseria,
se intercambian los trucos y los secretos
del arte de ir rodando de feria en feria.

“Ponnos dos copas más antes de cerrar,
morirse debe ser dejar de caminar.
Ponnos dos copas más antes de cerrar...
hoy bebo a tu salud, mañana Dios dirá.”

Empieza la función, pongan atención,
el circo cabe en un asiento del vagón.

Si quieres verlo, ven, busca en el andén,
Tolito siempre está bajando de algún tren.

(Balada de Tolito, Joaquín Sabina)

4 comentarios:

**An@** dijo...

Jajajaja!!
Me río no por la foto de ese niño...ejem!Si no porque creo que en ocasiones yo, soy un payaso, y lo peor es que nadie se quiere dar cuenta...

Divertida y real reflexión...

Un abrazo!! :D

Lau! dijo...

alaaa! Que fotazo. No? jajaja.. yo también me vestí de payaso una vez (oficialmente) porque no oficialmente podría decirse que hago el payaso día a día. Hacer sonreir a alguien es maravilloso. Es algo que me encanta conseguir, que alguien sonría porque TÚ le hayas hecho sonreir (algo de esto he puesto hoy en mi blog yo también, a veces parece que me lees la mente, o yo a ti, el que lo haya escrito antes jeje)... Y la pregunta es: Cuántas veces me has hecho tú sonreir a mi? Incontables..
Es genial, hablar en serio contigo, pero también me gusta un montón cuando se te va tantísimo la pinza! jaja!
Un besazo!

Anónimo dijo...

Por fín he tenido tiempo para leer todo tu blog. Me gusta que compartamos las mismas sensaciones por los grandes genios de la música. Y sin duda de QG me quedo con la ciudad del viento. Y de EU y los secretos con cambio de planes.

Un beso Diego

Marga Esteban dijo...

No había visto este post ...ni la foto, año 92 Olimpiadas en BCN...eras un cielo vestido de payaso!!!!!, bonita foto.