miércoles, 1 de septiembre de 2010

Saber por qué lo haces...


Quizá alguien que lea esto no conozca un maravilloso instrumento llamado theremín. Dejo aquí un video para que quede claro:

http://www.youtube.com/watch?v=cd4jvtAr8JM

Lev Sergeyevich Termen (San Petersburgo, 1896-1993) dedicó su vida a la física, la astronomía y la música. Su pasión por esta última materia le llevó a crear uno de los instrumentos más fascinantes que ha conocido la humanidad, el eterófono, más tarde conocido como theremín. El aparato introducía la novedad de ser capaz de crear sonidos sin que el intérprete entrase en contacto con el instrumento, sólo valiéndose de las ondas electromagnéticas que generaban las dos antenas que lo componían, para producir sonidos realmente estremecedores por su belleza.

Su descubrimiento le fue trasladando de ciudad en ciudad, orgulloso de presentar su creación ante todo el mundo, que asistía boquiabierto al espectáculo y la expectación que creaba un sonido a medio camino entre el sonido del violín y la más bella de las voces.

Así fue como, en una de sus exhibiciones públicas, le tocó presentar el eterófono en Nueva York. Finales de 1928. Entre la multitud, una cara llamaba la atención sobre las demás. Allí estaba Clara Reisenberg (Vilna, 1911-1998), una jovencita que desde que aprendió a caminar se había ido convirtiendo en una virtuosa del violín. Quedó tan impresionada con la explicación de Lev Termen que no dudó en prestarse voluntaria para probar tan novedoso aparato. Y cuando levantó los brazos y comenzó a hacer funcionar el instrumento, los sonidos que conseguían emitir sus movimientos fueron de tal magnitud que el inventor quedó convencido de que nadie jamás podría sacarle tanta belleza como lo hacía ella. Y además por instinto, sin haber ensayado nunca, como si hubiese nacido sabiendo interpretar cada mínimo sonido que aquella maravilla era capaz de emitir.

Termen empezó a darse cuenta de que el nuevo instrumento alcanzaría la gloria si era Clara quien lo presentara ante el mundo y quien interpretara sus composiciones. No era raro ver a ambos por cualquier ciudad, frecuentando todo tipo de fiestas y bailando juntos con gran soltura y una complicidad que iba más allá de lo profesional. Clara llegó a decir de Lev lo siguiente:

“Él era guapo, ágil… Bailamos y bailamos tanto que se enamoró profundamente de mí…”

El éxito les sonreía. Tanto sus nombres como el del instrumento generaban una expectación inusitada allá por donde iban adornando los carteles. Pero los sueños de ambos se tambalearon cuando a ella se le detectó una extraña enfermedad derivada de la mala alimentación que había tenido por las penurias pasadas durante su niñez: su brazo derecho le causaba grandes dolores y le empezaba a costar moverlo. Esto le llevó a dejar su gran pasión, el violín, y más tarde a limitar al mínimo sus interpretaciones de theremín.

En 1932, Termen no pudo ocultar sus sentimientos durante más tiempo, y le pidió matrimonio a Clara. La negativa de ella supuso un duro golpe para el inventor, pero lo que le terminó de hundir fue el matrimonio de la chica con otro hombre muy poco tiempo después. Lev decidió romper toda relación con ella. Pero dos años después, tras un concierto, el teléfono de Clara Reisenberg (ya convertida en la señora Clara Rockmore) sonó y al descolgarlo escuchó la voz de Lev pronunciando una breve frase:

“¿Sabes? Tocas como un ángel.”

Lev Termen falleció en 1993, y su vida estuvo llena de éxitos y reconocimientos. Pero quizá nunca volvió a vivir un instante de tal perfección como el que experimentó aquel día de 1928 cuando, sin esperarlo, apareció el amor con cara de niña y él se dio cuenta de que tenía ante sí a la única persona que era capaz de algo tan simple como darle otro sentido a su vida.

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Es sin duda una de las entradas más importantes que he escrito en este pequeño blog, por todo lo que conocer su historia me hizo reflexionar. No es un texto cualquiera éste que hoy me decido a compartir, y me quito un gran peso de encima publicando esto por fin. Llevaba meses preparando, redactando y queriendo contar aquí esta historia, para mí además unida a una de las mejores canciones que conozco, perfecta excusa para poner aquí el videoclip que más cosas ha sido capaz de transmitirme en toda mi vida:



Me pareció fascinante cuando la conocí. Para mí es una historia especial, aunque quizá no sea más que eso, una historia igual que el mecanismo del theremín, capaz de hacer magia sin necesidad de rozar siquiera con los dedos. La triste historia de lo que sucede cuando el amor es causa y a la vez consecuencia, cuando los caminos del amor y de la felicidad se cruzan por un instante y no se vuelven a encontrar jamás.

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Hace frío,
y tú has salido sin abrigo.
De nuevo te cruzas conmigo,
de nuevo me has mirado.
Y esta tarde
he decidido preguntarte,
he decidido enterarme,
saber por qué lo haces…
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3 comentarios:

accolade dijo...

uff....realmente una entrada estremecedora.....como estremecedor es el vídeo...no tengo otra palabra.

(la próxima vez que hablemos recuérdame q te recomiende una película ^^)

Rodrigo Saldaña dijo...

que instrumento mas raro, pero me gusto su sonido

saludos!

Rodrigo dijo...

te encontré buscando la frase de quique...-vendo corazones de segunda mano...-

tienes un blgo muy bueno, no dejes de compartir! y creo que nuestro blog también te gustará.

www.laspalabrasnuestras.blogspot.com