domingo, 29 de noviembre de 2009

Paisajes lejanos

Me tomó la mano una sola vez. Fue un día que me llevaba a algún sitio, y el gesto decía: “Rápido, es por aquí”. […] Y cuando me soltó, deseé que el contacto no se hubiera interrumpido. Yo lo sabía, sabía que ella me había cogido la mano de una manera espontánea, pero que, en realidad, lo había hecho porque deseaba hacerlo. Aún hoy recuerdo el tacto de su mano aquel día. Es un tacto diferente a cualquier otro que haya experimentado después. […] En aquellos cinco dedos y en aquella palma se concentraban, como en un catálogo, todas las cosas que yo quería saber, todas las cosas que tenía que saber. Y ella, al tomarme de la mano, me las enseñó. Me enseñó que en el mundo real existía un lugar como aquél. Durante diez segundos tuve la sensación de haberme convertido en un pajarillo perfecto. Surcaba el aire, sentía el viento. Desde las alturas, podía ver paisajes lejanos. Tan remotos que no era capaz de vislumbrar con claridad lo que había. Pero supe que existían. Y que algún día iba a visitarlos. Esa certeza me dejó sin aliento, me hizo estremecer.

(Al Sur de la frontera, al Oeste del sol, Haruki Murakami)

- - - - -

3 comentarios:

Lau! dijo...

Desde luego con ese trocito Q has puesto me dan ganas de leerme el libro... jeje!
Y por otro lado, es increíble Q un gesto tan "sencillo" como es Q alguien te coja de la mano, pueda transmitir tanto y pueda cambiar tantísimo el mundo.
Las manos de las personas dicen mucho de ellas, y por supuesto, su forma de dártelas...
Un besito!
Q empieces bien la semana

accolade dijo...

todo lo que puede significar un contacto tan fugaz...
preciosa entrada ;) voy a tener que empezar a leer a murakami...

Marga Esteban dijo...

Bonita historia la del circo, qué recuerdos tan increíbles...me encantaría ver esa foto con el mono. Bonito fragmento. El tacto es una sensación increíble...aunque yo siempre tengo las manos frías, muy frías.