miércoles, 31 de diciembre de 2008

Aquí siempre es medianoche


Para acabar el año, un regalo. Hace más de 20 años, un amante del arte llamado Fernando Márquez conseguía convertir en oro todo lo que tocaba. Él fue uno de los protagonistas de, para mí, la mejor época que ha tenido la música española: La Movida Madrileña en particular y los años 80 en general. Os dejo aquí los 3:23 minutos que consiguieron que este blog se llamara así.

martes, 23 de diciembre de 2008

Tu tristeza


Me hace gracia cuando me dicen que en mi blog sólo escribo cosas tristes. Que da mal rollo leer lo que pongo. Que si mi vida no tiene cosas bonitas para ponerlas...
Yo no creo que mi vida sea triste. Pero este blog no habla de mi vida, habla de sentimientos, de sensaciones. Cuando quiera contar mi vida, publicaré mi autobiografía. Y para mí está claro que los sentimientos menos positivos son los más interesantes. Si hoy estuviera escribiendo sobre lo bonita que se ha levantado la mañana o lo precioso que es todo, no estaría siendo yo, y el tiempo de llevar máscaras ya queda muy atrás para mí.
Yo no sirvo para escribir aquí cada día lo que he hecho o lo que pretendo hacer, más que nada porque no soporto las previsiones, no sé ni qué estaré haciendo dentro de 5 minutos... Respeto a la gente que lo hace, pero esto no es un diario. No dejaría que nadie leyera mi diario. No pretendo que la gente entre para ver cómo me va la vida, para eso hay otros medios mucho más fiables como por ejemplo... preguntármelo. Además, lo siento pero mi vida de momento no es tan interesante como para tener a la gente enganchada a mi blog, no vivo aventuras fascinantes de noches de borracheras interminables que acaban en la cama de ni-se-sabe-quién, ni noches sin dormir por haberlas pasado de bar en bar conociendo gente de quita y pon (mis noches de dormir poco son por otras cosas). Escribo cuando tengo cosas que contar, no cuando me apetece que la gente sepa lo que hago con mi vida. Por eso puedo escribir varias parrafadas seguidas, o puedo estar tres semanas sin nada que contar, sólo poniendo canciones que para mí significan algo. A veces una canción explica más cosas de las que puedo contar yo en miles de palabras.
Las cosas que más me gustan en la vida no darían ni para escribir una línea. Ni siquiera estoy seguro de poder escribir una sola palabra sobre ellas. Es difícil contar que una canción te ha llevado durante un minuto a recordar un día de tu infancia como si fuera ayer mismo, o que has vuelto a oler ese perfume que un día te hacía ver todo perfecto... la gente acabaría pensando que eres un raro o que no saben de qué vas (lo cual tampoco tendría por qué ser malo, pero ahora mismo no me interesa).
Y volviendo a la tristeza, lo siento mucho por la gente que le moleste pero no voy a cambiar mi forma de escribir. La alegría no me inspira nada. Será por lo poco acostumbrado que estoy a ella, pero no sabría qué escribir sobre algo que no tuviera al menos algo de fondo no-perfecto. La perfección me descoloca, no me la creo, me hace sentir fuera de sitio... y últimamente ya he demostrado alguna vez que cuando me siento fuera de sitio, me voy y punto.
Cualquiera que sepa las cosas que pienso, que escucho, que escribo... cualquiera que me robe la carpeta y vea las canciones que pongo ahí o los versos que de repente me llegan a la cabeza y después al papel... o cualquiera que haya hablado conmigo sobre la vida en profundidad, sobre lo que pienso de las cosas, del pasado, del futuro... enseguida se dará cuenta de que acepto la alegría, pero no la expreso. Puede que escriba cosas así porque cuando estoy feliz no me apetece escribir. La felicidad es para disfrutarla, no para ponerse a escribir. Eso prefiero hacerlo con la tristeza. A lo mejor sería mejor persona si tuviera un blog donde contara todas las cosas guays que vivo, y la gente se quedara pensando “joder qué suerte tiene éste, qué vida tan intensa, qué cosas le pasan...”, pero no es ése mi rollo. No me interesa dejar a mil personas con esa sensación, preferiría dejar a una sola pensando profundamente en sus propias cosas, que se queden pensando en las mías no me llama la atención.

lunes, 15 de diciembre de 2008

¿Por qué me dices que soy tan raro? Que todo salga mal no es tan malo...

Hoy me he acordado de aquellas tardes de lunes de hace mucho (demasiado) tiempo.



Y otra vez la voz de Enrique Urquijo dando vueltas por mi habitación (uno de esos sitios en donde él aún no ha muerto). Prometo un buen comentario sobre Enrique próximamente.

martes, 9 de diciembre de 2008

Todas las palabras que se dicen sin saber



Mírame y no digas nada esta vez,
que el silencio nos ayudará a entender
que todas las palabras que se dicen sin saber
deberían ser borradas del papel,
para que no vuelvan otra vez
a mi mente...

(“No me sueltes”, Alis)

sábado, 6 de diciembre de 2008

Su voz bromeando en las tardes

Después de escuchar millones de veces a Enrique Urquijo (enorme influencia en mi vida) cantar una de mis canciones favoritas, lo único que se me ocurre decir es que cuando algo es perfecto, cualquier cambio es siempre a peor.



Hoy empecé a andar y sin fijarme,
no sé cómo, llegué frente a su calle.
Pero al notar mi error, al girarme,
miré hacia atrás sin querer y vi su imagen.
Y recordé su voz bromeando en las tardes,
diciéndome “¿qué harás si hay cambio de planes?”


Hoy empecé a guardar todas sus cartas,
las fotos que encontré y algunas lágrimas,
pero al tratar de juntar en una caja
todo lo que me dejó, olvidé cerrarla...
y a veces, sin querer, cuando todo está en calma,
la sombra del dolor asoma su cara.

Y volveré a sentir la oscuridad,
a beber la soledad...

Hoy tengo que dejar
su castillo en el aire,
pisar el suelo, aceptar
un cambio de planes.

(“Cambio de planes”, Los Secretos, 1993)