jueves, 15 de enero de 2009

Y mi cama se queja...

Llevaba tiempo con este video en la cabeza. Y algo me dice que éste es el momento de ponerlo aquí. El momento de hablar de los dos músicos más influyentes en mi vida: Quique González y Enrique Urquijo.
Cualquiera que me conozca un poquito y le pregunten por mis aficiones, mis gustos, mis influencias... enseguida va a decir un nombre por encima de todos: Quique González. Dirá que la banda sonora de mi vida cambió ese mismo día en el que escuché su voz en la radio del supermercado, me apunté un par de estrofas en la memoria del móvil y fui corriendo a casa a bajarme esa preciosa canción que sonaba (“La ciudad del viento”). Que después me bajé el disco en el que aparecía (“Salitre 48”) y unos meses después ya había pasado por la Fnac para pagar lo que fuera por todas y cada una de las cosas que había publicado hasta entonces. Que en el peor momento de mi vida, ahí estaba su voz para recordarme que a veces “da lo mismo reírse de todo que llorar por nada”. Que él ha despertado en mí ese extraño sueño que tengo de comprarme por fin una guitarra y darle música a tantas y tantas cosas que escribo y se quedan ahí, en tierra de nadie. Que me jode más que nada ver videos suyos en los 40 Principales, como si fuera uno más del montón.
A mediados de los 90, nadie conocía a Quique. Lo poco que ganaba era por tocar en pequeños locales de Madrid, como el mítico “Libertad 8” o “El Rincón del Arte Nuevo”. En esa época conoció a Enrique Urquijo (compositor y voz de gran parte del repertorio de Los Secretos), y ahí comenzó una mezcla de amistad y admiración mutua. Enrique le pidió un favor a QG: que le escribiera una canción para su próximo disco. Quique aceptó encantado y el resultado se llama “Aunque tú no lo sepas”, que QG escribió a partir de un precioso poema de Luis García Montero. El resultado fue una de las canciones más conocidas que llegó a interpretar Enrique en sus últimos años de vida, y la que sin duda es la canción que más tristeza me inspira de todas las que he escuchado. Enrique se sentía en deuda con QG, y su forma de pagárselo fue convenciendo a su discográfica de que tenían que darle la oportunidad a Quique, que por fin pudo grabar su primer disco. Así comienza la carrera de quien hoy es mi referente en la música y en otras cosas.
De Enrique Urquijo no quiero hablar demasiado hoy. Sigo teniendo pendiente un buen texto en este blog dedicado a él, no se me olvida. Sólo decir que después de leer las opiniones que sus amigos tenían de él y de su forma de ser, me llega a resultar hasta preocupante encontrar tantas cosas en común y tantos paralelismos entre su vida y la mía... Pero el caso es que su voz me acompaña desde que nací, y aún me recuerdo a mí mismo jugando con los coches tumbado en el salón escuchando a Los Secretos de fondo. Creo que es algo por lo que tengo que estar muy agradecido a la enorme educación musical que siempre me dio mi madre.
En cuanto al video que os dejo, nada mejor que verlo y escucharlo, a ser posible con la luz apagada y los sentidos encendidos. Así es más fácil fijarse en los pequeños detalles: sus caras mientras suena la música del principio, sus miradas de complicidad... y también es más fácil comprender lo que significó para ambos aparecer juntos en un programa de televisión delante de España entera, concretamente el 7 de Diciembre de 1998. Hay pocas cosas que me provoquen siempre un escalofrío y los pelos de punta, pero os aseguro que una de ellas es ver el minuto 1:47, cuando la voz de Quique González comienza a inundar el escenario como tantas y tantas veces ha inundado mi habitación o mi vida. Me parece también estremecedora la interpretación de Enrique Urquijo a partir del minuto 2:32, con la voz completamente rota y la mirada más triste del mundo (2:43). Por momentos, parecía ser el único que sabía que meses después su vida iba a apagarse. Un miércoles 17 de Noviembre de 1999, con Madrid lleno de lluvia, frío y tristeza, la vida decidió acabar con el músico y convertirle en lo que hoy es para muchos como yo.

A veces, sucede que dos cosas que aparentemente no tienen nada en común se acercan entre sí y se dan cuenta de que uno hace aún más grande al otro, y viceversa. En este video ocurre con Enrique y QG, pero también pasa en muchas situaciones de la vida.

3 comentarios:

**An@** dijo...

Estoy un poquito molesta contigo por la sencilla razón de que ese era el vídeo que yo iba a colgar...jum!! Te me adelantaste...

Bueno qué te puedo decir...un texto precioso como la canción que dicho sea de paso fue la primera que me hizo llorar y sentir...Apartir de ahí comprendí que ésta te transmitía sentimientos...algo que nunca me había pasado con otras canciones...Digamos que Enrique fue un ser tremendamente especial...un ser de esos que no se encuentran facilmente...como otros, que aparecen por sorpresa... xD

No necesito seguir tu consejo...esta y otras canciones del autor son de las que por obligación debes escuchar en el máximo de los silencios...para que sus letras lleguen a calar en tu corazón...aunque no sea muy difícil...

Un beso enorme, y sigue escribiendo cosas como estas es un gustazo leerte...AUNQ TÚ NO LO SEPAS!!XD

Eva dijo...

Dices de quien llega a trasmitirte a ti (grandes músicos, por cierto), pero quiero que sepas que tu blog también trasmite mucho. Y que me gustaría, ya que dices que te has hecho con una guitarra, de que si puedes colgaras algo tocándola. Creo que sería magnífico, el poderte llegar a escuchar ya que trasmites mucha sensiblidad.
Quizá esto no sea posible, pero.... debía decirlo.
Un beso.

P.D: Preciosa canción.

D13GO dijo...

Eva, he debido de explicarme mal :-S. Lo de tener la guitarra aún no lo he podido cumplir. Tengo ese sueño aún pendiente, pero aún no quiero que se cumpla. Creo que el momento de tenerla aún no ha llegado. La tendré dentro de un tiempo, cuando pueda permitirme vivir en un espacio 100% mío. Ya sabes: independencia jeje. En el texto lo que quiero expresar es que gracias a Quique nació mi deseo de tenerla.
Gracias por tus comentarios.
D13GO