miércoles, 30 de septiembre de 2009

Septiembre


Amistades que se alejan.

Oposiciones.

“Por fin se acaba el calor. Me encanta esta temperatura...”

Susto y noches de hospital.

Los abrazos rotos, Historias del Kronen, La vida que te espera, Las vidas de Celia, Al final del camino

Watanabe y Naoko.

Telepatía y conversaciones con olor a fresa de Yves Rocher.



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jueves, 24 de septiembre de 2009

Este tipo de gente



- Tal vez deberíamos exteriorizar más nuestras emociones. Si quieres, puedes mostrármelas. Así nos conoceremos mejor.

- Si llegas a entenderme, ¿qué sucederá entonces?

- Eso no lo tienes muy claro, ¿verdad? No se trata de lo que pueda suceder. En este mundo hay a quien le gusta saber los horarios de los medios de transporte y se pasa el día comprobándolos. También hay quien hace barcos de un metro de largo encolando palillos. Por lo tanto, no es tan raro que haya por lo menos una persona que quiera entenderte, ¿no te parece?

- ¿Como una especie de pasatiempo? –dijo Naoko divertida.

- Si quieres, puedes llamarlo así. En general, las personas lo llaman simpatía o amor, pero si tú quieres llamarlo pasatiempo puedes hacerlo.

- ¿A ti también te gustaba Kizuki?

- Por supuesto –respondí.

- ¿Y Reiko?

- Me encanta. Es una buena persona.

- ¿Por qué te gusta siempre este tipo de gente? –preguntó Naoko-. Todos somos personas que nos hemos doblado en algún punto, que nos hemos torcido, que no hemos podido mantenernos a flote y nos hemos hundido deprisa. Yo, Kizuki, Reiko. A todos nos ha ocurrido lo mismo. ¿Por qué no te gusta la gente corriente?

- A mí no me da esa impresión –respondí tras reflexionar unos instantes-. No me parece que ni tú, ni Kizuki, ni Reiko estéis “torcidos”. La gente que a mí me parece “torcida” pasea por la calle tan campante.

(Tokio blues, Haruki Murakami)


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lunes, 21 de septiembre de 2009

domingo, 20 de septiembre de 2009

Nieve... Toda la que quieras...

Mi escena favorita de mi peli favorita. Los mejores corazones son los rojos. Claro que sí.


[Los amantes del Círculo Polar, Julio Medem (1998)]
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viernes, 18 de septiembre de 2009

Papá, cuéntame otra vez...

¿Sabes? Hoy me han entrado ganas de escucharte hablar de todo eso. De que me contaras lo que hacías de joven. De reírme mientras hablas de cómo saltaste por encima de aquel 600 mientras corrías porque los grises venían por detrás. De que me des envidia contándome que tú estabas en el Calderón el día que fuimos campeones del mundo en 1975. De que me chinches diciéndome que tú nunca has sido de los Beatles sino de los Rolling, y me pongas tu tono del móvil y suene “Satisfaction” por toda la casa. De que vuelvas a recordar cómo conseguiste llevarte a la chica más guapa del barrio, que hoy es mi madre. De tantas cosas…




Y también me he quedado con ganas de decirte que los odio. Odio los hospitales. Y ahora aún más.

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domingo, 13 de septiembre de 2009

The Fab-Four


Fue el 13 de Septiembre de 1969. Hace justo 40 años, Paul, John, George y Ringo entraron por última vez a un estudio para grabar juntos.

Cualquier excusa tonta, como ésta por ejemplo, me parece buena para acordarme de cuatro chicos que lo cambiaron todo.

A veces pienso que nací sabiéndome sus canciones de memoria…


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miércoles, 9 de septiembre de 2009

No puedes, no, disimularlo...


Me encantan los finales de verano. El sol que parece no querer irse cada día antes, las cortinas que empiezan a moverse porque ya sopla algo de viento… Creo que es una época que tiene algo que ver conmigo.

Adiós a los días de fiesta, a los telediarios y a las caracolas.
Adiós a las ruedas de prensa, los falsos robados y las amazonas.
Adiós a los trajes de baño, los viajes pagados, los sitios de moda.
No habrá más copas de yate, tirar las botellas, dormir a deshora.


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lunes, 7 de septiembre de 2009

Días rojos


- ¿Verdad, gatito? Pobre animal… Pobre animalito sin nombre… Según creo, no tengo derecho a darle uno, no me pertenece. Simpatizamos un día al lado del río. No quiero tener nada mío hasta que encuentre un sitio donde pueda tener todo lo que me guste. No estoy segura de dónde será, pero sí el aspecto que tendrá. Será como Tiffany.
- ¿Tiffany? ¿Se refiere a la joyería?
- Eso es. Estoy loca por Tiffany… Escuche, ¿conoce usted esos días en los que se ve todo de color rojo?
- ¿Color rojo? Querrá decir negro…
- No, se tiene un dia negro porque una se engorda o porque ha llovido demasiado. Estás triste y nada más. Pero los días rojos son terribles, de repente se tiene miedo y no se sabe por qué. ¿Le ha ocurrido a usted alguna vez?
- Sí…
- Pero cuando me pasa, lo único que me va bien es coger un taxi e irme a Tiffany. Me calma enseguida la tranquilidad y el aspecto lujoso que tiene. Nada malo podría ocurrirme allí. Si pudiera hallar algún sitio en el que me encontrara con ese sosiego que se respira en Tiffany… entonces compraría algunos muebles y bautizaría al gato.

[Desayuno con diamantes (Breakfast at Tiffany’s), 1961]




- Hi…
- Hi…
- What are you doing?
- Writing…


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sábado, 5 de septiembre de 2009

Algo por empeorar


Con tus penas y tus dudas y tu “no voy a hablar”,
y tus idas y venidas y tu “no puedo más”…
Yo sí que no puedo más contigo.


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miércoles, 2 de septiembre de 2009

Me pongo el sombrero para que no se escapen los sueños...





¿Cuánto tiempo llevan juntos? Cada vez le cuesta más hacer la cuenta. Al principio siempre esperaba a que llegase el día en el que podía mandarle un mensaje a ella en el que pusiera “un mes juntos!”, o “gracias por estos dos meses de sonrisas”, o “han sido los mejores tres meses de mi vida”… Han pasado ya casi cuatro años, y aunque quedaría repetitivo seguir con lo de los mensajes, a él no se le han acabado las ganas de sorprenderla cada día.

Y entonces se sorprende él porque toda la vida creyó que la llama del principio siempre se acaba apagando. Pero pasa el tiempo y su vida cada vez huele más a ella. Y ella huele tan bien… Su aroma es como el de esos ambientadores que siempre buscas porque sabes que son capaces de hacer que ni te acuerdes de los malos olores.

A veces, ella le pilla mirándola embobado, asintiendo a la vez que sonríe mientras piensa que sí, que al final era verdad lo que le decía todo el mundo. Que la gente tenía razón cuando le aseguraba que él acabaría encontrando lo que buscaba y que al final acabaría sabiendo lo que es amar y ser amado. "Por una vez la gente tiene razón", piensa.

Desde el día que llegó, ella le ha ido quitando a trozos la razón que él creía tener cuando pensaba que todas eran iguales. Que nadie iba a saber hacerle feliz durante más de unas semanas. Al fin y al cabo, era normal que acabara pensando eso, porque había ido eligiendo inconscientemente a las personas que más daño podían hacerle. Llegaban prometiendo y aparentando mil cosas y acababan olvidándose de que estaban tratando con material frágil. Quizá nunca lo supieron. Quizá no querían saberlo.

Ella es la única que desde el principio se olvidó de parecer la mejor. Quizá precisamente porque ya desde el primer día lo era.

¿Y dónde está el secreto?, se pregunta mientras olvida que esta vez el único truco está en que todo, absolutamente todo, es real.
(DIEGO GARCÍA)
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